A estandarizar la operación de una empresa.
A lograr que el personal desarrolle sus funciones con claridad en lo que cada quien debe hacer, como lo debe hacer, para que y cuando lo debe hacer.
A determinar los perfiles adecuados para su desarrollo.
A poder identificar claramente el número de funciones que se desarrollan por áreas y puestos.
A definir los pasos de todas las actividades a realizar para el desarrollo de cada función.
Establecer eficientemente la interacción con clientes internos y externos.
A comunicar claramente a todo el personal las políticas generales y específicas para el puesto que ocupan.
A definir parámetros para evaluar la productividad individual.
Tener procesos fluidos para un mejor trabajo en equipo y una operación más eficiente.
La falta de seguridad del personal para tener independencia y claridad necesaria para desarrollar sus funciones de forma eficiente.
Disminuir el bajo desempeño y competencia de los empleados en el desarrollo de sus funciones.
Evitar la duplicidad de funciones entre puestos.
Reducir al mínimo el tiempo y los recursos para realizar los procesos.
Ser más eficientes en la gestión con clientes internos y externos.
Generar una cultura y ambiente de trabajo sano en beneficio de la operación de la empresa.
Tomar decisiones informadas respecto a un esquema justo de incentivos.